jueves, junio 22, 2006

Capítulo 22

Percibe el dolor punzante en su cara; la siente del doble de su tamaño. Mover la boca le cuesta tanto que no atina a pronunciar palabra. Se da cuenta de que hace frío y repentinamente es conciente de su desnudez. Intenta moverse pero la fuerte presión de las cadenas en sus muñecas se lo impide.

Lentamente se acostumbra a la penumbra del lugar. Es un cuarto gris, vacío, se le antoja una cámara frigorífica. Las paredes parecen de acero, frías, muertas.

Simona desea gritar, pero a medida que despierta el terror se apodera de ella. Qué es lo que ha ocurrido, se pregunta. Le parece que nada tiene sentido, pero sin embargo, esa situación le resulta extrañamente familiar.