martes, junio 20, 2006

Capítulo 19

Encerrado en su despacho como una bestia en su jaula, Gedeón no para de sentir cómo la inquietud sube y baja por sus venas golpeando sus sienes. Necesita ver las cosas con claridad y frialdad, pero dadas las circunstancias resulta imposible.
Alguien golpea la puerta.
–Señor, hace un momentito trajeron un adelanto del pedido de tinta que tenemos pendiente, ¿se lo alcanzo?
–¡No! ¿para qué quiero eso ahora? Quédeselo y que no me moleste nadie.
Esta conversación a voz alzada, con la puerta excepcional y muy descortésmente cerrada con llave, en lugar de servirle a la señorita para calmar su preocupación por su jefe, aumenta el desconcierto y la impotencia ante una situación que en sus cuatro años de secretariado nunca hubiera sospechado ni por asomo en el Sr. Holzman.
–“¿Qué le ha pasado hoy a tu corbata?” ... y ese maldito detective... –transpira Gedeón con sus ojos desaforados.