Capítulo 21
Simona hoy no ha ido a trabajar. Está encerrada en su cuarto, sin apetito, sin voluntad. Por más que se esfuerza, no logra recordar lo ocurrido la noche pasada. Ni siquiera ha atinado a recoger el cuchillo que yace en el suelo, aún teñido con el color oxidado de la sangre.
La habitación es un caos, una representación de sus pensamientos. Se arroja en la cama y sus lamentos se apagan contra el colchón. Se queda allí, tendida, exhausta de tanto llanto y se duerme sobre la tibia humedad de su respiración.
Un ruido la despierta. No sabe qué hora es, ni qué parte de sus recuerdos han sido sueños. La habitación está oscura y una segunda silueta se mueve allí dentro. Simona no alcanza a ver, pero siente el movimiento del aire. El impacto da de lleno en su cara.
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