jueves, junio 01, 2006

Capítulo 12

Una sombra se desdibuja entre las sombras de la noche. Su paso veloz y felino es una brisa atrevida. La complicidad de la oscuridad abre las puertas ante su movimiento y le permite pasar inadvertida. Se detiene bajo un solitario farol, desafiando la calma de las horas quietas.
Un coche se detiene ante su presencia y la ventanilla del conductor desciende mostrando un fingido desinterés. Una voz grave declara desde su ronca profundidad:
–Sabía que ibas a venir –y subraya la frase con una blanquecina nube de tabaco.
La portezuela del acompañante se abre.
–Vamos –ordena el conductor.
La silueta gatuna se desliza de la acera al asiento y allí confiesa:
–No sé si hoy quiero hacerlo.