Capítulo 17
-¡Eh, Holzman! ¿qué le pasa hoy a tu corbata? Hasta parece que te hubieras peleado con el peine- dice entre risas el mozo de siempre mientras pone a volar su bandeja por encima de las cabezas de los clientes. Con semejante actitud, a Gedeón le cuesta pasar desapercibo, siente que todos los ojos se clavan en su cabello o en su pecho.
-Oiga Levi, ¿no le pedí discreción? ¿a usted le parece que llamarme a la oficina con esos humos es discreción? ¿a usted le parece que hacerme salir a una hora inexcusable y venir a un bar donde ya nos han visto antes está bien? usted tiene un problema, y es que sólo le interesa el dinero. ¿Tan difícil es hacer bien su trabajo? Un hombre de su edad... y encima apesta Levi, destila licor, creo que está loco...
Isaac no puede más que contestar presionando su costado con ambas manos, y un pañuelo. No emite ni medio sonido, sus ojos parecen suplicar, esta vez no se ha quitado su sobretodo.
-Oiga Levi, ¿no le pedí discreción? ¿a usted le parece que llamarme a la oficina con esos humos es discreción? ¿a usted le parece que hacerme salir a una hora inexcusable y venir a un bar donde ya nos han visto antes está bien? usted tiene un problema, y es que sólo le interesa el dinero. ¿Tan difícil es hacer bien su trabajo? Un hombre de su edad... y encima apesta Levi, destila licor, creo que está loco...
Isaac no puede más que contestar presionando su costado con ambas manos, y un pañuelo. No emite ni medio sonido, sus ojos parecen suplicar, esta vez no se ha quitado su sobretodo.
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